EL JULI EN LA
ENCRUCIJADA.
Toreo tumbado. |
El
maestro Julian López “El Juli” se encuentra en un momento
crítico. Ya han quedado atrás las temporadas de hace tres o cuatro
años donde dió su mejor dimensión.
Desde
sus devaneos en el fracasado G10 y su posterior enfrentamiento con
ciertas empresas por los derechos de imagen ya no ha vuelto a ser el
mismo.
Descenso
en el número de contratos y en su rendimiento como gran figura.
Se
le nota amargado e irritable. Su toreo ha perdido temple y ha ganado
en electricidad. Se ha destemplado. Sus faenas presididas por una
colocación infame delante de los toros. Destoreando. Colocándose
más allá del hilo del pitón. Sin cargar la suerte. Pegando
aspavientos. Sin elegancia ni reposo. Sin sentir lo que hace.
Acelerado y exagerado en las formas. Sin naturalidad.
Destoreando con la derecha. |
Sus
estocadas traseras y su carrerita con brinco final ( julipie) no son
de recibo en una figura del toreo. Se le ve el plumero al huir de la
suerte.
El Julipie trasero. |
Su
postura forzada, tumbada y su muletazo hacia fuera y despegado han
sido la tónica general. Su obsesión por bajar la mano y por alargar la embestida de los toros le ha llevado a un codilleo abusivo y antiestético. Esto le ha costado más de un revolcón o
seria cornada como en Sevilla.
Como
otras figuras se ha limitado a matar cuatro o cinco hierros. Cuando
se ha salido esporadicamente con ganaderías más encastadas ha
sudado más de la cuenta o lo ha pagado con sangre.
Ahora
está de gira en Méjico matando toros defectuosos y sin trapío ni
pitones.
Una
gira en toda regla sin seriedad ni categoría. Es la moda. Hay que
hacer caja.
No
es propio de una figura de esta categoría. Matar esos animales y
hacer ese toreo vulgar y horroroso causa sonrojo.
El
Juli debe replantearse muchas cosas. Su viraje taurino ha sido
clamoroso aunque lo tape descaradamente la prensa vendida.
El natural de El Juli. |
No
está a gusto y se le nota. Es un torero a la deriva. Con quince años
de alternativa y una carrera llena de éxitos es el momento de
meditar. Es el momento de pensar hacia donde va su toreo. Su maestría
está fuera de toda duda. Pero su toreo ha tomado un estilo y unas
formas lejos del clasicismo y la estética...y si me apuran de la
verdad.
El
Juli es capaz de torear mejor, de ajustarse más, de torear un toro
digno, de abrir la baraja de encastes con los que se anuncia, de
poder a un animal encastado y de ponerse como Dios manda.
El
Juli es una gran figura del toreo capaz de estar mucho mejor. La
encrucijada está ahí. Hacia donde tirar?
El
debe decidir, meditar y tal vez parar; para volver a ser el torero
maestro poderoso que mostró hace algunas temporadas. En ese caso el
aficionado volverá a la plaza con ganas de verle. Ahora hay una
desbandada...