MANZANARES: POR DEBAJO DE SI MISMO.

Acaba de reaparecer Manzanares después de su delicada lesión de mano que le ha tenido apartado de los ruedos dos meses.

Ha vuelto como se fue. Es decir con el toreo superficial. Jaleado por los públicos que le aplauden todo y aclamado vergonzosamente por la prensa.

Nadie se atreve a ponerle un pero. Y le hacen pasar por una figura de época.

Es un torero con gran clase y empaque. Sabe torear muy bien. De casta le viene al galgo. Su carrera ha ido derivando hacia un toreo rectilíneo sin estrecheces ,de suerte descargada y abuso del pico y sin dominar. Tocar los toros hacia fuera y ponerse lejos y tieso es su norma. Eso le vale para ser triunfador en muchas plazas. Su clase suple sus trampas. Su cimbreo de cintura a toro pasado y su brazo escayolado forman parte de la puesta en escena para cautivar a la grada. Y le sirve.

Ya poco queda del Manzanares de hace cuatro o cinco años que daba el medio pecho a los toros en el cite y que toreaba más reunido y con más verdad. El toreo en redondo lo ha convertido en una noria de trallazos aprovechando el viaje y poniendo la pierna de salida en Alicante.

Es una pena ver que un torero con condiciones y calidad para ser muy grande haya elegido el camino fácil que impera en el toreo y que aguantan los públicos de aluvión.

Estrechuras de Manzanares.

Verónica en Albacete, ayer.

El toreo sin compromiso de aprovechar el viaje sin entrar en profundidades. Pegar pases y darse paseitos entre serie y serie para coger aire. El recurso superficial antes que el contenido puro del toreo. Muy mecánico todo.

Al igual que las otras figuras solo mata cuatro o cinco hierros y cuando le ha salido algún toro con más picante ha naufragado peligrosamente.

Sus espadazos se admiran con entusiasmo. Es muy eficaz y seguro. Pero la suerte no se hace así. Y tampoco así se coge la espada. Entra como un rayo y no marca los tres tiempos. Una exhalación y ya está. Visto y no visto. La pureza y la verdad son para Urdiales.

Valladolid, Dax y Albacete se han rendido estos días a José Mari y en las que le quedan será lo mismo. Pero este torero necesita cambiar estas formas si realmente quiere ser un torero de época y ya es hora que se le digan las cosas como son.

Muchos y buenos aficionados opinan así, que me consta.