DIEGO URDIALES: ENORME
TORERAZO.
Urdiales volvió a impresionar en Bilbao. |
La tarde del domingo se
consagró en Bilbao Diego Urdiales. Con una victorinada terrorífica. Dio una
soberbia tarde de toros afortunadamente televisada para disfrute del buen
aficionado.
Tuvo que matar tres toros por
el percance de Javier Castaño. Tres toros para examinar a un torero. Y sacó un
sobresaliente en Bilbao firmando una de las actuaciones más importantes del
año. Verdad, torería, pureza y entrega totales.
El primero fue un encastado
toro que se revolvía como un gato. El viento molestó una barbaridad. No se
podía controlar los vuelos con ese ventarrón. Urdiales se puso en el sitio a
pesar de todo. Muletazos largos y puros. Encajado y valiente a rabiar. En un
golpe del aire quedó descubierto y el listo albaserrada le echó mano en un feo
revolcón. Prosiguió la porfía sincera contra el viento y el sentido del toro
que a partir de entonces solo miraba el terno turquesa del torero. El
descabello le privó de una oreja.
Con el cuarto paladeamos un
saludo capotero excelso. Rodilla genuflexa, sacando los brazos y enganchando al
victorino delante. Poderoso toreo capotero lleno de sabor y toreria.
Qué sabor en la media. |
Verónica con pureza y cintura. |
Hubo un gran quite por
delantales con remate de media abelmontada que la habría firmado el mismo
Morante. Que sabor!!
La faena con este incierto
victorino fue emocionante. El toro no iba nunca metido en la muleta y Urdiales
se volvió a poner en el sitio donde cuesta ponerse y se la jugó sacando unos
muletazos puros y macizos. En una rebañada fue cogido y se libró por milímetros
de una puñalada en la cara. La paliza fue de aupa. Urdiales siguió a revienta
calderas y mató con gran verdad al toro.
Petición y vuelta clamorosa. Debió
de concederse la oreja; que era de ley.
Con el grandón sexto que
pedía mando, llegó el triunfo. La faena fue extraordinaria. Temple, muleta
planchada y al morro, cadencia, encaje de riñones. Perfecta la colocación y la
distancia. Toreo asentado con profundidad y remate debajo de la pala.
Natural espléndido con encaje y temple. |
El toreo
al natural sublime. Al ralentí. No se puede torear tan despacio y tan bien a un
victorino. Estocada y oreja de oro. Debieron ser dos. Bilbao no mide igual a
todos y no estuvo a la altura de la entrega de Urdiales. Las orejas cuentan y
hay que darlas cuando un tío se las gana en el ruedo.
A pesar de todo mucha gente
lo ha visto y disfrutado. A un torero entregado de verdad, roto por dentro de
tanta emoción y tanto esfuerzo. Magullado y milagrosamente ileso salió Diego
Urdiales de la plaza de Vistalegre después de vaciarse del todo; con la
admiración del aficionado y de los profesionales.
Eso es jugarse la vida y eso
es torear de verdad.
Gracias por engrandecer a la
fiesta y por emocionarnos con tu toreo grande.
Enhorabuena Diego, Torerazo!
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