Comino, de Cuadri,el toro de la feria. |
Empezó la temporada. El
toreo se divide en dos categorías. Olivenza y Castellón. Dos ferias
casi paralelas con contenidos diferentes.
En el pueblo pacense toro
con poca presencia y bajo de todo. Ganado sin raza, escaso de fuerza
y pitones agradables. Ante ellos figuras con público palmero
dispuesto a aplaudir todo. Y el toreo superficial y ventajista que
impera entre los de arriba. Suerte descargada, sin ajuste, sin
emoción. Sin toro no hay emoción y aquello es un festival.
Una farsa. La prensa ha
jaleado a esta feria como un ejemplo de excelencia. Protegiendo
escandalosamente a las figuras y tapando el ganado ovejero que salió
por chiqueros.
Afortunadamente existe
otra fiesta. Se ha podido ver en la feria de Castellón. Se han
organizado dos interesantes carteles con Miuras, Cuadris y
Victorinos. Dos ternas de toreros interesantes y capaces.
Comprometidos con el toro y el auténtico espectáculo.
Castaño sometiendo con largura al Miura. |
Javier Castaño cortó
tres orejas a dos miuras en una gran tarde. Un valor espartano y un
temple destacable para torear a los bravos miuras. Lució al quinto
llamándole reiteradamente con la muleta adelantada a larga
distancia, toreando con técnica, largura y ajuste en series largas y
ligadas que levantaron clamores.
Urdiales en un poderoso derechazo. |
En la misma corrida
Urdiales se peleó con un victorino imponente que tenía mucho que
torear. Impresionó de nuevo el riojano por su verdad, entrega y
torería. Puro en los cites y en los muletazos que le dejó pegar el
toro. Un lujo de torero, delante de un señor toro. Comparado con los
tontunos bóvidos de Olivenza causa sonrojo. Y comparando esta faena
con las orejas de julis y talavantes ante torillos bobeques nos da la
risa. Los méritos son muy dispares y ya es hora que a estos toreros
que pueden con el torazo se les de el sitio que merecen.
Ayer otra vez un torero
entregado con un toro bravo con toda la barba. Bolívar con un gran
cuadri expuso y sometió a un toro con motor y poder. Y otra vez la
plaza se emocionó y vibró con la entrega del toro y la casta de un
toro bravo. Esos son los ingredientes que han hecho grande a la
fiesta de los toros. Eso es lo que hay que programar en las plazas
para que la gente no deje de ir a los toros. Toros serios para
toreros con bragueta. La emoción está servida.
Lo de Olivenza es la serie
Z del toreo. Desafortunadamente hay muchas más plazas como Olivenza.
Allí mandan las figuras que imponen su medio toro poniéndose
bonitos haciendo creer que eso es el toreo. Los peloteros y
revisteros inflan las crónicas exagerando los calificativos y
tapando los alivios de toreros y los toros descastados. En esas
ferias no se carga la suerte ni se ven dos puyazos en condiciones.
Pero la fiesta es la de
ver a Urdiales dando una lección de lo que es torear un toro de
casta. Castaño arrasando con fieras con valor de hierro y
sentido del espectáculo. En eso está la emoción y la grandeza del
toreo. El resto no vale lo que dicen. El pasatorito no tiene el mismo valor. El resto es una verbena. Y el
toreo es muy serio, más serio que Olivenza.
Y que no digan que estos no
saben torear y que los victorinos, fuenteymbros o cuadris no embisten.
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