JOSE MARIA
MANZANARES: DIEZ AÑOS DE ALTERNATIVA.
Se
han cumplido diez años de la alternativa de Jose MªManzanares el
pasado 24 de Junio. En su Alicante natal se celebró una fiesta de
cumpleaños con una corrida festiva.
Es
momento de analizar la trayectoria de este fino torero alicantino.
Sus comienzos fueron dubitativos. Se le vio aburrido pronto y a punto
estuvo de retirarse en 2005. Apatía y desilusión y falta de
afición. Rectificó y cogió vuelo en los años 2006 y 2007.
Su
clase innata, la escuela de su padre y su elegancia son indiscutibles
desde sus principios. Torero que atesora una gran expresión estética
y una figura que le acompaña. Valor suficiente y una espada que es
un auténtico cañón. El empaque es patente en todas las suertes y
su manera de andar por la plaza, con torería son propios de un
torero grande.
Con
estas condiciones tan excepcionales está llamado a ser una gran
figura. Lo es; pero hay que matizar el por qué aún no es de época.
Manzanares
ha cogido el camino fácil del toreo. Matando cuatro ganaderías no
se puede ser torero de toreros. Alternando siempre con los mismos,
huyendo de competencias. Los esfuerzos con los toros complicados que
le exigen tampoco se aprecian.
Y
su forma de torear ha cambiado. Nunca carga la suerte y atrasa
descaradamente la pierna de salida en todos los pases. La postura
forzada fuera de cacho le hacen perder la hondura y la profundidad en
su toreo. Hace cinco o seis años lo hacia. Sabe hacerlo. Y no
quiere. Prefiere la muleta retrasada, el abuso del pico, hacer la
noria con el culo para fuera. Y aprovechar el viaje de los toros, sin
llevarlos toreados. Toreo despegadísimo, de lejanías excesivas.
Superficialidad y facilidad frente a pureza y profundidad. Es una
pena que desaproveche sus cualidades con un toreo tan superficial y
tramposo. Cuando se ha encontrado con algún toro encastado las ha
pasado mal. Escaso dominio con la muleta escondida. Al natural se le
ve más limitado. Poco mando y escaso compromiso. Hay que echársela
al morro y no dejar la muleta en la cadera para desplazar el toro
hacia terreno de nadie. El toreo es en un palmo de terreno y
reunido. Cite adelante, embroque y remate lo mas atrás posible y
templado. Y a tirar del toro hasta el final... Manzanares no quiere
hacerlo. Expone menos y así anda más aliviado, pero no convence al
aficionado que sabe. El público no entendido le ve como un torerazo.
Guapo, elegante y con una espada muy eficaz. Pero torear bien es otra
cosa y en ese camino no se hace un torero grande y reconocido.
Esperemos
que cambie algún día y haga el toreo como Dios manda, que sabe
hacerlo. Como es un torero al que se le augura una larga carrera, los
aficionados esperamos que rectifique el camino superficial y se pase
al del toreo de pureza, verdad y dominio. Si a eso le ponemos la
clase, templanza y empaque que ya posee Manzanares; disfrutaremos de
una figura de época. Por ahora no, Jose Mari...
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