EL TORO QUE QUEREMOS: ¿FIERAS O BABOSAS?.

Zahonero de Miura. Premiado en Madrid.

¿Que toro queremos?
Me hago esta pregunta una vez terminada la larguísima feria de San Isidro. Ahora es tiempo de fallo de premios y reuniones de jurados para conceder galardones a las ganaderías más bravas y al toro más fiero.
Los primeros resultados ofrecen división de opiniones. Unos dicen una cosa y otros, otra.
Se habla mucho de las corridas de Parladé y Puerto de San Lorenzo como las mejores de la feria pero frente a ellas se posiciona la de Victorino Martín, e incluso la de Miura.
Las dos primeras ganaderías lidiaron encierros muy toreables. Eminentemente bravos, pero magníficos para hacer el toreo de hoy en día.
En cambio la corrida de Victorino Martín fue una corrida encastada pero muy dura y casi intoreable.. o tal vez no? El toreo de nuestros días no tuvo cabida con semejantes bichos.

Percance grave de Manolo Rubio.

Sorprendió la reacción del público tirando almohadillas a la terna que se encargó de liquidar los victorinos. No se escondieron en sus actuaciones. Esquivaron cornadas y tarascadas. Oleadas violentas y embestidas endiabladas. Se supone que eran avezados especialistas en este hierro. Pero no dieron con la tecla adecuada para salir airosos y triunfantes. Hay jurados que han premiado a esta corrida como la mejor de San Isidro.
Nos sabemos si se juzga la bravura o la emoción. La tauromaquia moderna o la épica de gestas antiguas.
Cierto es que los duros victorinos reivindicaron su fama de alimañas, perdida en pasadas lidias. Eso gustó en Madrid, que ha sido testigo de muchas de esas afamadas fieras que tanto prestigio dieron a este hierro y tanta gloria a muchos toreros que triunfaron con tales fieras.
El toreo antiguo, la lidia pura y dura, ha caido en desuso con el toro moderno. Los toreros de ahora no saben lidiar a la antigua usanza. Sobre las piernas, castigar por bajo. El toreo por la cara. No acostumbran a hacerlo. Y cuando sale una corrida de esas lo pasan francamente mal. Como se vió el otro dia en Madrid. Alli habia verdaderas fieras corrupias. El banderillero de Ferrera fue apresado cuando iba a apuntillar al quinto. Se levantó el toro, ya echado, como un tigre y le dió la del pulpo. Todo el mundo en la plaza olió la tragedia. Se sintió miedo en los tendidos.  Pero se aplaudió larga y fuertemente al toro en el arrastre. Un toro manso violento, que no humillaba. Solo queria carne, para hacerla picadillo.

Alberto Aguilar con el tercer victorino humillando.

Ante esta situación surge un debate y un dilema. Qué toro quieren los públicos y los toreros. Y los ganaderos? Queremos al toro "Cartuchero" de El Puerto; bravo, repetidor, humillador y de larga duración que permite el toreo moderno. O preferimos el tercer victorino que embestía como un tren sin freno, brusco y poderoso, emocionante, cantando la cornada; que desbordó y desconcertó a Alberto Aguilar.

Los toros de hoy, no serían toreados hace cien años, como se hace ahora. Series y series limpias y ligadas. Aquellos coletas eran duchos en la lidia sobre las piernas y en sortear coladas y arreones. El toro era otro. Mas silvestre y mas salvaje. Mas duro y menos maleado. Ese era el material. Y con eso habia que salir a torear y triunfar. Hoy en día, los diestros actuales naufragan cuando sale un toro con comportamientos destemplados y poco amigables.
El toreo ha evolucionado y el toro también. Pero quedan hierros legendarios que con su sello propio ponen un signo de distinción al resto de ganaderías. Son mejores aquellos toreros lidiadores de otros tiempos o estos de ahora del toreo preciosista y perfecto.
Es tiempo de preguntarse si nos gusta el toro tan seleccionado que sale hoy en día o el mas asilvestrado y salvaje que salía antaño... Que toro es el deseable para tener una fiesta mejor?
En esta feria hubo un poco de todo. Con un mes de toros, asi tenia que ser.