DAVID MORA: LA
CORNADA DE LA TEMPORADA.
Fue
el 20 de Mayo, en San Isidro. El toledano David Mora, en su segunda
tarde en la feria se fue a porta gayola a recibir al primero de la
tarde. Se jugaba todo esa tarde. Horizonte ralo en contratos. Algo
tenía que pasar. Triunfar o morir.
El
astifino toro de El Ventorrillo, lo cogió de lleno por el pecho.
Zarandeado, arrastrado varios metros como un pelele fue corneado en
el último derrote ya en el suelo. El toro arremetió contra sus
muslos con los pitones colocados para herir certero. La navajada fue
terrible. Se hundió la daga en el el muslo izquierdo. Con un derrote
violento le arrancó la femoral. Los toros dan las cornadas con los riñones y este "Deslio"; apretó con todo.
Momento de la terrible cornada. |
Toda
la plaza se dió cuenta de que aquello era muy grave. Manó la sangre
como un surtidor. Gran hemorragia. Caras de impresión entre los
profesionales. El toreo en su versión más dramática. Un muslo
partido en dos. La incertidumbre de las consecuencias de tan terrible
cogida sobrevolaban el ambiente enrarecido de una trágica tarde que
acabaría antes de tiempo, por la cogida de los dos compañeros
restantes del cartel.
Pasaron
las semanas y David Mora, salvado por la eminencia, el doctor García
Padrós, no recuperaba la movilidad de su pierna. Cojera ostensible y
falta de sensibilidad. Neuropatía aguda. Los nervios no respondían.
La musculatura tampoco. La preocupación del torero era palpable. Su
feria de Pamplona pasó, perdiendo sus compromisos.
No
llegaba la mejoría.
David Mora ayer, tras la operación. |
Pero
ayer pasó de nuevo por el quirófano y los resultados de la larga
intervención parecen ser esperanzadores. Los nervios parecen no
estar dañados y hay esperanzas y buena respuesta de la pierna. Ojalá
sea el principio del fín del calvario de David Mora.
La
dureza del toreo, otra vez al descubierto. Antes de Mora hubo otros
muchos que quedaron inútiles para la profesión por un percance
maldito. Cornadas siempre dieron y darán los toros. Y un toro te
puede desgraciar en un segundo.
Es
la ley de la fiesta. Es el tributo que a veces se paga por ser
torero. Ellos lo saben. Viven con ello. Sueñan con la muerte. Son
héroes de otro tiempo en los tiempos actuales.
La
grandeza del toreo está en eso. Sobreponerse a tabacazos como el que
padece David Mora y volver. Soñar con el ruedo y la gloria después
de ver como casi se te va la vida por un boquete es propio de un
gladiador, de gente de otra pasta.
Desde
aquí mi deseo de una total recuperación para un torero que está
demostrando una entereza y una hombría de macho. Ojalá se cumplan
los buenos augurios de esta reciente operación. Animo y suerte,
David Mora.
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