Amantes del Toro

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lunes, 14 de enero de 2013

JUAN MORA, EL MAESTRO OLVIDADO.

JUAN MORA, EL MAESTRO OLVIDADO.
Juan Mora a hombros en Las Ventas. 2 Octubre 2010.

Juan Mora ha sido olvidado de nuevo por las empresas. Después de su gran triunfo en Las Ventas en el otoño de 2010, cortando tres orejas, el extremeño apenas se vistió de luces en 2012.
En dos faenas breves pero llenas de torería inmensa y arte del bueno puso Madrid a sus pies y salió por la puerta grande en una tarde para el recuerdo.
El año siguiente apareció de nuevo en ferias y plazas que llevaba más de una década sin pisar.
Una temporada muy digna de unas veinte corridas. Gran actuación en Barcelona junto a José Tomás en la tarde de la defunción taurina catalana. Dos cornadas en Pamplona con toro de cuvillo enrazado con el que se peleó con bemoles como en sus mejores tiempos, frenaron su temporada y tal vez su carrera.
Personalísima trinchera rodilla en tierra.

Volvió a América y a una de sus plazas colombianas: Manizales. Fue trinfador de la feria y su premio para este año ha sido no volver.
Sin gran suerte en los sorteos, dejó detalles en todas sus actuaciones. Su estética personal y toreo desmayado había ganado poso con el paso de los años en el banquillo. Fue para muchos aficionados un paradójico aire fresco el ver a un torero veterano volver a dejar muletazos y lances para la retina entre tanto pegapases. Toreo selecto, exquisito.
Recién corneado en Pamplona en 2011.

Era el torero ideal para abrir carteles de lujo. Un artista veterano pero con mucho que decir entre tanta vulgaridad imperante. Pero le han borrado del mapa.
De repente el año pasado desapareció de las plazas y nadie se acordó de él. Bien es sabido que Juan Mora siempre ha preferido quedarse en casa antes que ir a torear a sitios sin la categoría y los honorarios que él cree merecer. Pero aún así no le llamaron ni de Madrid, donde había parado el tiempo en unos naturales interminables que impactaron a la afición solo unos meses antes.
Pamplona no se acordó de la sangre derramada en los anteriores sanfermines. Apenas algún festival y poco más. Su preparación diaria y la constancia de su férrea voluntad no le sirvieron para abrirle plazas donde se había ganado estar y donde muchos le quieren ver.
Pase del desprecio marca de la casa.

Solo en tentaderos deleita con su toreo a los pocos que le ven. Anda puesto, en forma. Mantiene la figura a pesar de sus largos cuarenta y más de veinticinco de alternativa.
Las empresas se han olvidado de un magnífico torero. El recambio son muchos matadores que repiten en las ferias sin hacer méritos para ello. Y muchos de esos sin la capacidad ni la elegancia de Juan Mora. Un torero con personalidad y sello propios que es el único que torea de muleta con el estoque de verdad. Uno de los pocos que no se deja liar por taurinos y apoderados trincones y que se apodera a sí mismo.
La defensa de su dignidad e independencia le han costado torear poco durante estos años y tres orejas en Las Ventas a carta cabal parece que tampoco le bastaron para ser reconocido como se merece.







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