José Tomás: El marketing perfecto.

José Tomás: El marketing perfecto.

Parece mentira que un torero arrastre tanto y se hable tanto de él sin torear.

José Tomás ya es un mito. Por todo lo conseguido en los ruedos del mundo taurino.

Todo el mundo habla de él y él no habla con nadie. Se hacen viajes imposibles pagando dinerales para verle y hace tiempo que no compite con las figuras ni mata un toro serio.

Se anuncia este mes en Badajoz y ya es un arco de iglesia conseguir una entrada. La encerrona anunciada en Nimes en septiembre es otro hito de su diseñada temporada de no más de siete u ocho corridas. La locura se ha vuelto a desatar tras meses de silencio de las intenciones del torero.

Últimamente le hemos visto recogiendo premios o donando cantidades importantes de dinero en entidades benéficas, cosa que le honra y a su vez aumenta su áurea. Es foco de atención de periodistas taurinos  y extrataurinos.

Es indudable que nunca en la historia del toreo, un matador tuvo tanto marketing y tan resultón como el que tiene José Tomás. Su apoderado, Salvador Boix ha sabido sacar el máximo jugo del fenómeno de Galapagar con intrigas, silencios, ruedas de prensa y anuncios  inesperados de reaparición en el momento oportuno.

Una vez pasados los posibles tragos de Sevilla o Madrid anuncia la reaparición en plazas amables, con toro "cómodo" y público rendido de antemano. A precio de oro. Porque hoy en día José Tomás es el único que llena plazas de toros. Y al único al que le pagan lo que pida.

Lejos quedan ya las tardes históricas de gran figura del toreo. Dando la vida ante el toro y en la cátedra como sucedió aquel mes de junio de 2008 en Madrid. Allí tocó el techo del cielo de Madrid y del universo con siete orejas y tres cornadas.

Tras el cornalón de Aguascalientes ya nunca fue el mismo y es lógico. Las serias secuelas en su muslo, las cornadas y los años no pasan en balde para nadie y menos para un torero que se ha gastado tanto. La temporada pasada se pudo comprobar, dejando aparte los apasionamientos y forofismos.

Pero el negocio aún puede durar y va viento en popa. El éxito de una inteligente publicidad y un marketing de libro lo demuestran.

Hoy la gente aficionada y los esnobs que presumen ser de José Tomás de toda la vida y que nunca le vieron torear, se matan por verle aunque sea en Marte.