La feria de Pamplona es un oasis dentro de la temporada del toro de medias puntas y aspecto anovillado.
Ayer tocaba la clásica Miurada. Seis torazos asomaron por los toriles del coso de la Misericordia.
Toro de Zahariche saliendo al ruedo de Pamplona. |
Rafaelillo esquivando un latigazo. |
Rafaelillo abrió terna. Seis años consecutivos despachando miuras corrupios delante del jolgorio, ajeno al miedo y riesgo que imponen estos toros. Ayer dos regalitos que le quisieron quitar la cabeza. Su primero tenía un cuello como un látigo. Esquivando hachazos y arreones realizó una entregada faena de otros tiempos. Valor y entrega del pequeño gran murciano. El cuarto infumable. Otro tragantón que le secó la boca y le arañó de nuevo el vestido. Una tarde de torero con agallas. Mereció más premio que una ovación en el tercio.
Robleño mostró sus avances de madurez y torería con el noble y toreable segundo. Se asentó en una faena de clasicismo y buenas formas. Corrió la mano baja y dejó buenos muletazos. Labor rematada de media previo desplante de rodillas de espaldas al toro. Fuerte ovación con saludos. Pero sin oreja que no hubiera estado de más. Con el enorme quinto deslucido apenas pudo hacer nada. El domingo que viene le esperan seis escolares en Ceret para él solito.
Robleño estuvo muy asentado y torero. |
Cerraba terna Javier Castaño. Este es su año. Su campaña está siendo la revelación de la temporada. Ayer lo refrendó con una gran actuación.
Su primera faena ante un miura que manseó con peligro en los primeros tercios fue grande. Templó y pulseó la embestida brusca para tornarla en humillada y franca. Cumbre al natural. Echando los vuelos con una suavidad difícil de ver y llevando embebido y largo al castaño de Miura.
Castaño sentado en la silla. |
Javier en un soberbio y largo natural. |
Comenzó faena sentado en una silla cerrado en tablas. Sabor añejo y novedad. La faena fue larga y soberbia al natural por donde iba mejor el toro. Que difícil es torear tan despacio y largo a un miura. Terminó sin la espada de ayuda pasándose al toro por la cintura cambiándose de mano la muleta en un original y bello final de dominio total.
Estoconazo y el toro patas arriba. Una sola oreja para tan grande faena. Pamplona no vé lo que pasa en el ruedo. El sol emborrachado y la sombra adormilada. Se debieron conceder las dos orejas para una de las faenas del año.
Con el sexto Castaño buscó con enorme valor la segunda oreja y de nuevo el público fue rácano e indiferente a su entrega.
Da igual. La gente lo ha visto por televisión y ha sido aclamado por prensa y compañeros. Torero a seguir desde hace meses que ayer evidenció su gran momento y su reinado del temple. A los miuras también se les puede torear bien. Castaño nos lo ha demostrado este año con un puñado de ellos.
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