ORIGENES ANCESTRALES DEL TOREO: DE CRETA A RONDA.
Etnología del toro en la península ibérica.
La relación del hombre con el toro se remonta a varios
siglos incluso milenios en la península ibérica y sur de Europa. La presencia
del uro en el sur del continente se remonta a más de cinco mil años.
En la antigua Creta se celebraban ritos y luchas alrededor del toro como animal de fuerza
genésica. La relación de respeto por parte del hombre ante el toro en sus
ritos y ceremonias angulares son uno de los primeros registros documentados de dicha
primigenia relación entre el hombre y el toro.
Pintura de las cuevas de Altamira. |
Existe una relación con el toro desde los antiguos
pueblos ibéricos. Ya en la prehistoria se representaban toros en las pinturas de
las cuevas. Altamira, Termancia y Albarracín son algunos ejemplos. En la zona
del sur de Francia y zona de Levante son frecuentes estas representaciones pictóricas. Se pintan
camadas de toros, astados muertos tras la lucha entre el hombre y el toro. El
concepto de lucha suprema entre fuerza bruta e inteligencia son plasmados rudamente
con unos primitivos rasgos artísticos.
Posteriormente la cultura celta prosigue con su
relación con el uro ibérico con una simbología más religiosa. Los vettones
continúan esta relación. Es representado en numerosas partes de Iberia en los
famosos toros de granito. Guisando y Solosancho entre otros ejemplos atestiguan
las primeras expresiones artísticas del toro. Estas esculturas de toros y
berracos en el siglo II a.C.( edad de hierro) dispararon las teorías sobre su
significado. La relación de estos animales de piedra con el toro es evidente.
Su propagación peninsular en numerosas esculturas deja patente la importante
presencia en estas tierras.
Edad Media. Orígenes de juegos con toros.
Los siglos XII Y XIII registran los primeros
espectáculos con toros y ante público. En torno al año 1100 la nobleza empieza
a organizar juegos con toros a modo de entretenimiento. El rey Alfonso VIII
celebra efemérides bélicas y enlaces nupciales de miembros de la realeza con fiestas
diversas donde el toro tiene un especial protagonismo. El hombre encima de un
caballo recorta, quiebra y alancea toros en una semilla del actual arte del
rejoneo.
Escritos históricos medievales recogen estas
celebraciones con toros, reservadas únicamente a la nobleza, realeza y clases
altas.
Los Reyes Católicos anulan las corridas de toros a
favor de las justas y torneos que desplazan las fiestas medievales. Las
reprobaciones de los RRCC dejan en blanco el siglo XV, en cuanto a festejos taurinos
se refiere.
En el Siglo XVI recobran fuerza. El Emperador Carlos
V, Felipe II alancearon toros en celebraciones regias. Caballeros como El Cid
Campeador, Francisco de Pizarro o Diego López de Haro gustaron del arte
ecuestre de alancear y jugar con toros ante el refinado público noble de la
época.
El primer matador de la historia y el origen de la
lidia a pie.
Lidiador del siglo XIX. |
Francisco Romero es el primero que se baja del caballo
y se enfrenta a un toro a pie. Es el año de 1726 y este hecho tiene lugar en
Ronda. Romero a pie y con estoque y un lienzo es el primero en dar muerte
a un toro, con espada.
Las corridas a principios del siglo XVIII fueron
prohibidas por el rey Felipe V, francés. Tras su reinado y a partir de
Francisco Romero se producen un cambio radical en el espectáculo.
Pedro Romero, el primer torero de la historia. |
Romero es el primero que se profesionaliza en el arte
de matar toros. Su nieto Pedro Romero continua sus pasos y se convierte en un
torero fundamental en la evolución de la lidia en las postrimerías del siglo
XVIII. Es el primero que realiza la faena de muleta previa a la muerte. Es
considerado como el primer torero de la historia.
A partir de aquí
surge la corrida como espectáculo moderno, donde deja de ser cosa de
nobles y el pueblo llano empieza a disfrutar del espectáculo en fiestas
populares.
Empieza la profesionalización del toreo.
Varilargueros, banderilleros y matadores se jerarquizan y especializan en la
antesala de la lidia moderna. Los gustos del público se van decantando por la
lidia a pie en detrimento de la lidia a caballo de siglos anteriores.
El famoso picador de dinastía; Zurito (grab. aprox. 1892). |
En ese momento son los picadores los auténticos
protagonistas de la fiesta. Surge la cartelería taurina que anuncia los magnos
festejos taurinos. En ellos los picadores se anuncian antes que banderilleros y
matadores que ocupan un segundo plano. Y como tal visten de oro.
La vestimenta se instaura con unos caracteres que han
variado poco hasta nuestros días. Se realizan suertes a cuerpo limpio como
saltos con garrocha y quiebros con capa. Son el capote y el caballo la parte
esencial y más valorada de la lidia a finales del siglo XVIII y principios del
XIX. La muerte del toro tiene una importancia secundaria, siendo el matador un
protagonista menor.
Siglo XIX: Evolución a la lidia moderna
Durante este siglo se produce una evolución hacia la
lidia moderna. Gana en importancia la faena de muleta donde el matador prepara
al toro para la muerte toreándolo con la muleta. Se estructuran los tres
tercios de la lidia. Capote, muleta y espada. Con ello surgen los primeros
reglamentos taurinos. En 1848 aparece el primer reglamento taurino conocido; en
Cádiz, redactado por Melchor Ordóñez. En Madrid se redacta otro en 1852. En
1863 otro en el Puerto de Santa María. Proliferan a modo local la redacción de
disposiciones taurinas. No será hasta el año 1917 cuando se uniformen los
reglamentos en uno solo de validez en todo el territorio nacional.
Lidiadores del siglo XIX. |
Ya a finales de este siglo el matador se ha erigido en
el protagonista indiscutible de la lidia. El espectáculo se consolida
plenamente. Las reglamentaciones aumentan la seriedad y profesionalizan el arte
de lidiar toros. La corrida se convierte en un espectáculo de masas y en fuente
de inspiración de artistas de diversa índole.
Será en el siglo XX cuando el toreo entre de lleno en
las bellas artes con permiso de Francisco de Goya.
Grabado de Francisco de Goya; el salto de la garrocha. |
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