PERERA EN GRAN FIGURA EL DIA DEL PATRON.
Comenzó la corrida
con media hora de retraso para acondicionar el ruedo por las supuestas lluvias
de la noche pasada. La realidad es que llevaba horas sin llover en Madrid. Un
hecho intolerable en la plaza de Las Ventas. Un desprecio al público y a los
toreros de tomo y lomo. En plena feria y con la television para que se vea bien el país en el que estamos. Esperar a arreglar el ruedo habiendo tenido todo
el día para hacerlo y para tapar el ruedo con la famosa lona; no es de recibo. Supongo que una vez más la
empresa se irá de rositas sin amonestación alguna por parte de nadie. El
público calló borreguilmente ante semejante desvergüenza. A España no la
conoce ya, ni la madre que la parió.
Llegaba la ganadería
de Alcurrucén, siempre de garantía y volvió a dar una buena tarde en esta
plaza. Por la mañana se descubrió la placa del premio a la mejor del año pasado.
Confirmó Ángel Teruel
con un toro muy pastueño y dulce. Extraordinario para torear. Un regalo de
confirmación. El madrileño estuvo bien. Le toreó con tranquilidad y buen gusto.
Algunos pasajes resultaron bellos. Los doblones y las trincheras fueron de nota
alta. Ante un buen toro demostró que sabe torear bien. Todo bien hecho pero un
poco frío. A la faena le faltó explotar al igual que al toro que adoleció de un
poco más de chispa para que aquello hubiera explotado en lío gordo. La estocada
defectuosa no le permitió tocar pelo aunque podía haber dado la vuelta al
ruedo. Con el altón sexto, que fue bravo en el caballo no se acabó de entender.
El toro se paró pronto por el castigo excesivo en varas y Teruel no se puso
siempre en el sitio. Digna confirmación ante dos perros de presa.
Castella no tuvo su
mejor tarde con el peor lote. Su primero fue muy mal picado y el toro agonizó
antes de tiempo haciendo charcos en la arena por las navajadas bajunas del
picador. Apenas pudo hacer nada reseñable. El cuarto fue el más bajo de raza de
la corrida y el francés dio muchos pases en plan vulgarote.
Miguel Ángel Perera
triunfó en Madrid. Y fuertemente. Perdió pie al empezar con el capote y se fajó del toro agarrándose a los cuernos para evitar la cornada.
Dos faenas distintas.
Al primero toro muy encastado y repetidor le toreó a placer. Con series largas,
poderosas ligadas en un palmo de terreno y con gran limpieza. Por ambos pitones
dibujó muletazos eternos, de gusto y temple. Remates por bajo y cadencia. Muy encajado de riñones. Una faena maciza, extensa y
brillante. Una estocada trasera y un inoportuno fallo del puntillero enfriaron
la petición de la segunda oreja que debió de concederse.
El quinto se quedó
crudo y llegó al tercio final con embestida descompuesta. Pero ahí estaba el
mejor Perera. El poderoso. Le aguantó con valor espartano cabezazos y brincos
sin moverse. Y sin que le tocara la muleta ni una sola vez ante las tarascadas
y punteos del alcurrucén. Por la derecha hubo series enormes. Tiempo entre las series e inteligencia en las distancias. Otra vez el
temple, la profundidad y el enorme poderío del extremeño se pusieron en
evidencia. Las manoletinas ajustadas y muy bien ejecutadas pusieron el epílogo
a una gran faena de la que muchos ni se enteraron. Después de una estocada
caída se racanearon los pañuelos y voló de nuevo la justa puerta grande ganada
a ley.
Da igual. Perera
demostró hoy que es una gran figura del toreo y quizás el torero más poderoso
de la actualidad.
Destacaron dos pares
muy toreros de Javier Ambel y otros dos de poder a poder de Joselito Gutiérrez
que se la jugó con gallardía en dos emocionantes pares. Saludaron montera en
mano.
Variada corrida de
los Hermanos Lozano que una vez más honraron a San Isidro con una buena corrida
de toros.
Las manoletinas fueron primorosas. |
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