ADIOS JULITO, NO VUELVAS MAS.
Se acaba de retirar Julio Aparicio. Después de un nuevo desprecio a sí mismo, al público y a la profesión.
Anunciado en esta feria por no se sabe qué motivos ha protagonizado un escándalo en ambas comparecencias. Ni un pase, ni un lance, nada.
Inhibido de la lidia y de su responsabilidad como director de lidia. La imagen ha sido grotesca. Una tomadura de pelo en toda regla. Un escándalo de órdago.
El Fandi desprende el añadido de Aparicio en presencia de Perera. |
Al final de la corrida ha tenido “el gesto” de invitar a sus compañeros Fandi y Perera a que le cortaran el añadido. Ha conseguido que la lluvia de almohadillas se atenuara.
Hace muchísimo tiempo que esta imagen debió de producirse.
Aparicio es un fantasma de sí mismo. Muchos años han pasado desde su cantada faena del año 94 en las Ventas. Ha vivido mucho de ella en una carrera con muchos más oscuros que claros.
Pésima condición física, inseguridad total y nulo ánimo. Se acabó el crédito del “tarro de las esencias”, tanto que no se abre ni en los festivales.
Hace dos años fue terriblemente herido en la boca en Las Ventas.
Ya se vio entonces a un torero que no era ni su sombra. Sin los mínimos para salir a una plaza de toros vestido de luces. Celebramos el milagro de su rápida recuperación de tan terrible cornada. Entonces hubiera sido oportuno quitarse.
Pero seguir en ese estado tan lamentable ha sido un grave error.
Arriesgar el pellejo por unos pocos duros sin los mínimos para poder torear después del terrible percance ha sido propio de un inconsciente desesperado.
Me alegro de su retirada, si es que se confirma. Por él; que ha dejado de pasar malos ratos, que me consta que los pasa cuando tiene que salir al ruedo. Y también por la afición que no se merece ver la imagen penosa de un hombre incapaz de doblegar al miedo delante de un toro.
Adiós Julito, adiós. No vuelvas más. Te deseo lo mejor lejos de los ruedos.