Amantes del Toro

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lunes, 19 de mayo de 2014

La épica y la maestría. Fandiño vs Ponce.


LA EPICA Y LA MAESTRIA: FANDIÑO Y PONCE.

Sin muleta contra esos pitones...!
En estos primeros días de la feria de San Isidro han pasado cosas importantes en el ruedo venteño. He aquí dos ejemplos.
El diestro de Orduña, Iván Fandiño abrió su primera puerta grande después de haberlo rozado desde hace años. Tuvo que recurrir a la épica. A la tragedia. A la ruleta rusa. Se tiró a matar sin muleta. Con la espada y el pecho y los muslos desnudos ante las afiladas puntas del toro.
La recompensa tras la gesta.
Enmudeció la concurrencia. Silencio de terror, de máxima expectación. Fandiño secó gargantas y nervios en aquellos segundos de verdadera emoción contenida. Salió volador del trance pero sin herida por asta de toro. El acero enterrado en el morrillo y el héroe con la fiera vencida a sus pies. Pañolada en los tendidos. Puerta grande, conquistada. La plaza llena de murmullos de admiración, suspiros de alivio y sonrisas nerviosas. Un gesto de un héroe. Una inmolación en directo a cambio de una puerta abierta hacia la calle Alcalá. Una entrega total de la vida por la gloria. Triunfo o enfermeria. Apostar a todo o nada. Eso es lo que hizo Fandiño el dia 13 de Mayo en Las Ventas. San Pedro Regalado en el dia de su festividad, le echó una muleta, la misma que el tiró al suelo cuando se cuadraba ante el serio Parladé.
Fandiño volando.
 
Enrique Ponce volvía a Madrid después de seis años de ausencia. Con veinticinco años de alternativa. El día de San Isidro en su única actuación contratada. La tarde de Ponce estuvo llena de torería y actitud novilleril. El entusiasmo y las ganas se hicieron patentes desde la ovación de gala con la que le recibió el respetable.
Ponce saludando la ovación inicial.

Su segundo toro; un bicho grande y bien armado pareció bueno en sus manos. Pero tenía mucho que torear y más problemas de los que muchos quisieron o supieron ver. La entrega de Ponce, su amor propio, su técnica y porque no... su valor dejaron una faena de figura del toreo. Una obra maciza de un maestro del toreo. Recién salido de un cornalón entrando a matar en Valencia, tuvo los arrestos de tirarse de verdad por buscar una oreja. Que afición y que grandeza. Todo presidido por su empaque de siempre, su elegancia y su variedad de pases. Se gustó y gustó su toreo caro. Pases genuflexos, trincheras y cambios de mano marca de la casa. No hubo oreja por un pinchazo previo. No hubo unanimidad entre los aficionados. Se criticó mucho al abuso del pico. Opiniones diversas y contrarias. El maestro dictó una lección y con un toro para examen. Algunos no lo vieron. El gran maestro Enrique Ponce volvió a ejercer de catedrático en el templo del toreo. Tocó varias materias; hombría, clasicismo, afición, elegancia, torería, arrojo, entrega, dominio, inteligencia. Muchas materias...para tanto doctrino.

Ponce dictó lección de muchas materias.
 
La épica y la maestría se dieron cita a mediados de mayo en Madrid. El Héroe y el Maestro.

 

 

 

 

 

2 comentarios:

  1. Que bien escribes, Paradinas. Tu si que eres un maestro.

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  2. Esperaba más crítica sobre Ponce aunque te ciñes a la verdad y el reciente pasado y los años de carrera tambien han de tenerse en cuenta.

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