Amantes del Toro

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jueves, 22 de mayo de 2014

SANGRE EN LA ARENA.


SANGRE EN LA ARENA.



El martes 20 de Mayo sucedió en las Ventas. Una tarde de tragedia. Nublada, ventosa, tarde de mayo de sangre en la arena.

Tres toreros que se agolparon en una misma enfermería. Muslos partidos, rodillas maltrechas, ilusiones chafadas. Olor a anestesia.
Los corazones de los que allí estuvieron quedaron sobrecogidos. Los cuerpos revueltos ante el desbordado infortunio. En ochenta y tres años de historia tan solo había sucedido tres veces. Suspender una corrida por la baja de los actuantes. Caidos en acto de servicio. En una tarde donde los tres debían apostar para evitar la negrura de la ausencia de contratos. Temporada rala en fechas para los tres. Se avecinaba un verano en casa.
David Mora herido muy grave de doble cornada.Axila y femoral.

Venían a por todas. David Mora casi se deja la vida a porta gayola. Fue machacado por el toro, a placer. Le arrancó la femoral y casi la vida. La cogida espeluznante. Nazaré en un remate capotero fue golpeado en la rodilla con pésimas consecuencias para sus ligamentos. Jiménez Fortes cayó a la lona hasta tres veces en una mezcla de torpeza y aviesas intenciones del toro. Se llevó dos cornadas en tres volteretas. Hace un mes otro cornalón en esta misma plaza. Es para pensárselo seriamente.
Nazaré en el momento de su cogida.

A eso de las ocho de la tarde todo el mundo a la calle. Solo habían saltado dos toros al ruedo y ya no quedaban toreros en condiciones para continuar. La crudeza del toreo en su máxima expresión. El toro impuso la ley. En este espectáculo pasan estas cosas. Aquí no hay teatro. Aquí se derrama sangre verdadera y en directo. En una plaza se puede morir. El martes empezó la corrida y no terminó para ninguno de los que hicieron el paseillo vestidos de seda y oro.
Jimenez Fortes recibió hasta tres volteretones. Dos cornadas.

El célebre cirujano, Don Máximo, ángel de los toreros, ejerció su ciencia en día de desbordante trabajo. Menos mal que ha sido en Madrid y que estaba Don Máximo.

En estos días de mayo, otras terribles cogidas nos han recordado que el toreo no tiene igual en el mundo de las artes escénicas. El fin de semana pasado un torero mejicano moría de una terrible cornada en un pueblo perdido de México. Otro forcado entregó su vida también en el país azteca, reventado . En Osuna, pueblo sevillano, Sebastián Castella fue cogido de forma horrorosa. Zarandeado como un trapo por un terciado toro en una plaza de tercera. Un milagro. Solo la mandíbula rota y una cornada en la axila. Y contusiones. Pero vivo después de las cuchilladas ensañadas que le lanzó el toro para matarle.
Ventorrillo que hizo primero.

Y es que no hay que olvidarlo. Aquí se muere. Aquí te puede cambiar la vida en un segundo. Para bien o para mal. Esa el la grandeza del toreo.

Y para bajeza la de todos los medios de comunicación. Se ensañaron en la sangre, en las imágenes de la tragedia. Llenando portadas, telediarios, portales y demás canales, de morbo, de sensacionalismo anti taurino. Un detalle más de la chabacanería imperante. Otra vez ninguneando a la fiesta. Concediéndole unos minutos para regodeo de muchos. Sin televisar ni una sola corrida en el canal nacional. Como se atreven? Una desvergüenza de trato a todo el toreo y a los toreros. Muyy maallll!

 

 

 

Toro de Los Chospes que salió en segundo..y último lugar.

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