A la puta y al torero, a la vejez los espero. Asi reza un viejo dicho castellano. Se me quedó grabada esta frase cuando se la leí a un crítico ya desaparecido. Y cuanta verdad encierran esas palabras.
Saberse ir a tiempo de la profesión es una cosa harta difícil. Lo hemos visto en numerosas figuras del toreo que arrastaron sus carreras rebañando los últimos duros cuando sus ilusiones y facultades ya no eran las mismas.. Y es que para un torero; retirarse antes de que le echen es un arco de iglesia.
Recuerdo las penosas temporadas del maestro Ortega Cano renqueando por los pueblos y plazas portátiles haciendo el ridículo. Las últimas temporadas de Capea donde ya no era ni su sombra o el mismísimo Rincón que en su despedida de su Madrid fue tratado con dureza después de sus tardes gloriosas.
Rincón en su última tarde en Madrid. |
Y es que los años no perdonan para nadie y menos para los toreros. El toro siempre tiene cuatro años y las facultades ya no son las mismas con el paso del tiempo.
El maestro Ponce ha sufrido anteayer un rapapolvo de aupa en una de "sus"plazas talismán: Méjico. La presencia de la corrida que mató fue indecorosa y su actuación con la espada fue un mitín. Regaló un sobrero feo y pequeñajo que terminó de encrespar a los espectadores. Este año en Valencia se lesionó los abductores al saltar la barrera cuando un toro le quitó el capote de salida. Al ser perseguido pasó grandes apuros para tomar el olivo. Ya no son las mismas facultades que a los veinte años. Tampoco es la misma su forma de torear y hay que reconocerlo.
Estos síntomas son el principio del fín de este gran torero. Debería reflexionar sobre su situación porque el toro y el público avisan primero y ejercen su ley después. Tras más de veinte años de profesional y todo conseguido en el toreo debería pensar en la retirada dejando buena imagen antes de sufrir las iras de la afición como ha sucedido en el coso de Insurgentes y tenerse que ir porque le echan.
Ponce el pasado domingo en Mexico DF. |
Llegar a ser una figura grande y al final sentir que el público te dá la espalda porque tu tiempo ya ha pasado, ser relegado por las empresas en dinero y categoría y dar la sensación de estar rebañando no es un trago agradable para nadie. Pero en esta profesión tan dura no te puedes dormir ni vivir de las rentas porque vienen otros por detrás queriéndote quitar. Es ley de vida.
Bajarse del aplauso, de la fama y del dinero cuesta un mundo, casi más que llegar a alcanzarlo, pero la categoría de un artista está también en quitarse a tiempo y a ser posible en lo más alto.
Torete que regaló Ponce como sobrero y que provocó la bronca. |
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